29.11.12

Magia negra



Robamos el tiempo,
que es humo en nuestras manos.
Busco tu madriguera como
enloquecido.
Estás ahí, sé
que estás ahí,
como está
también
todo aquello que no veo.
Es increíblemente pesado
el clima.
El huracán se ha llevado
las teclas de piano y no
me ha llevado consigo.
Ha absorbido mis fuerzas
el choque fortuito
de nuestras miradas se ha sentido
al otro lado.
Y tus ojos son marrones, o son verdes,
o son azules.
Solo sé que tienen la llave
y la munición,
la fuerza de la muralla,
el abrazo del tentáculo gélido.
Arráncame la carne y aliméntate,
que mi alma es hiedra que siempre
pide auxilio.
Hoy no, no hay tragos,
ni arremetidas de las olas.
Amarga es mi voz como
amarga es la despedida
que promete.
Camino sobre el hilo
y tú te enredas. No.
Vuelve sobre tus pasos
y atropella este
caparazón inútil, vuélcate
que te guardo espacio.
Y hay fuego, sé
que hay fuego y arde
sobre los bosques secretos,
y brilla en nuestras noches.
Disparos al aire no,
ya hay demasiado riesgo.
Me regalas unos
cuantos minutos
y unas cuantas
heridas.
Te vas como baja la marea,
como se consumen los cigarros,
como se erosiona la piedra.
Y vuelves de nuevo zarandeando
la sonrisa.
Caótica voz que pide,
que desgarra.
Pintalabios
para la Fuente de los Deseos
y
un adiós como una estocada
para que despierte del embrujo.

19.11.12

Aquellas cosas que al final desaparecen



Son lunas de Júpiter
y el apocalipsis del café frío.
Es el artículo del periódico,
son los programas de la radio,
el placer de escuchar música
a oscuras.
Y el aluvión de párrafos
hechizados.
Es la prosa, el verso y
son tus manos.
Es el bajo y el saxo,
la absenta, la ruta.
Es el pintalabios derretido
y los pétalos de agua helada
cayendo sobre la espalda.
Son veinte horas de viaje, y es el
atasco, y el viento, y la luz.
Son los problemas
revoloteando como polillas
cerca del techo.
Son las pinturas, las huellas
del crimen, el circo.
Es el agravio de la voz,
son las catedrales de roca
y el frío que ya llega y se enrosca al cuello.
Son los campanarios y las fuentes
y la terrible sed de las estatuas.
Son mis heridas y las tuyas
sin ponerse de acuerdo.
Es el huracán, la calma,
el milagro.
Son sorbos de cerveza negra
que recuerdan a tus labios.
Son los tics nerviosos, la memoria
esparcida por la alfombra junto con
la porcelana rota y
los traspiés.
Son las arrugas que me aterran
y las telarañas y las grietas.
Son los gatos que me miran al
pasar de largo.
Es mi mirada mirando al tren,
son mis pasos siempre completando
el círculo.
Es tu cintura, los acantilados,
el sol, el té, la guerra.
Son las carreteras secundarias
y las papilas gustativas
grabando tu perfume a fuego.
Es el corazón lleno de astillas,
el alma helada y la sorpresa
de no ser más que unas cuantas cosas
que en algún momento
dejarán de ser.

16.11.12

No lo vas a encontrar aquí



El amor se derriba
con una mirada parecida a un tren.
No existe no
no está aquí.
Mira alrededor verás las dunas.
La materia gris y
todas las luces fundidas.
El amor muere atravesado
por una negación,
por un misil.
Mira alrededor
levanta las sabanas
muévelo todo y
acabarás exhausto y con
menos tiempo en los bolsillos.
No, no lo vas a encontrar aquí.
Estarás años mirando con lupa
los recovecos
y no,
no lo hallarás.
Acabarás cubierto de hojas,
lleno de escarcha en invierno,
de sudor en verano. No
no hay primavera.
No no hay amor. No
busques más.
Estás paredes son escarpadas
y estos senderos son oscuros
y el cielo encapotado
dice basta.
El amor es devorado por jaurías
de perros.
El amor se va por el desagüe.
El amor coge un taxi y se ríe
a carcajadas.
El amor naufraga en estas aguas.
El amor descansa en el cenicero.
El amor se apaga
como una vela
con un soplido
proveniente 

de tus labios.

11.11.12

Las paredes se muerden los labios



Escucho el latir de las miradas,
amplias ventanas con vistas al mar.
Necesito dos
copas más para pasar la valla,
cruzar el río,
No sentir.
Se aleja su olor y me invade la angustia,
ardo y ardo hasta
desaparecer.
Hundido entre las sábanas
preguntándome por qué.
No hay sotana ni milagro,
ni señal ni crucigrama.
Me muero de hambre y de sed
pero
aún sonrío.
Blancos colmillos y el aullido allá
a lo lejos.
Arañazos debajo de la piel
y el sinsentido
de romperme los huesos
con los suyos
porque nadie quiso nunca
lanzarse al vacío
primero.
La respiración
y la vocal y el delirio
todo junto.
El sueño travieso
y el toque de atención cayendo
como un yunque.
Mañana será otro día dicen
los que no fueron
más que cuervos y oleaje
perdiéndose en mi vista.
La boca hace una promesa
y la piel la rompe.
Cada vez que la roza el viento
no hay lugar en mí,
todo baldío,
desierto en la garganta,
arenas movedizas en el pecho,
eterno sueño
a rastras por el suelo.
Espectros y fantasmas
bailando el vals.
Despierto y no está
pero algo queda.
Soñar de nuevo y tiritar
sin su estela blanca,
dinamitado por su aroma.
No hubo más rabia ni más furia
que cada instante encadenado
a una acción
que no se lleva a cabo.
Mi alma gotea por un grifo
mal cerrado
y su sonido
me persigue.
Envidio al gato que
consigue dormir,
al faro que alumbra 
y
al ave que busca el sur.

1.11.12

Conocerás el secreto, las cadenas, la orden.



No se
                permiten
                               movimientos bruscos.
No
                DEBES  
                               alzar la voz.
No
                mires más
                                               allá de la ventana.
No
                consultes
                                               la HORA.
Asiente.
Asiente.
Asiente.

Es aquí el lugar.
                               Siempre es aquí el lugar.
Verás las filas de dientes y
                las voces            entrelazadas
                                          distorsionadas
por el zumbido atronador y confuso.

Tormenta localizada en el techo,
en la pared lisa.
                               En el hormigón.

Jauría de perros voraces
                         voraces.
No hay
                SONIDO de guitarras.
No hay cataratas. No hay manera.

Garabatos inconclusos de vidas huecas.
Verás las muecas recorrer la piel
de quién nunca pudo sentirse bien
por
                nadie.
Verás el catarro y la tos
del que nunca estuvo sano.

Los rayos, el trueno, la
                                               LLUVIA.
Más nuevo día para que se vuelva a repetir
el angustioso grito metálico,
la estampida.

Innumerables  cangrejos de cristal
invadiendo el SUELO.
No hay alijos de sonrisas.            No hay
                                                               amanecer sediento.
Ni presa fácil.
                               Ni altos vuelos.
Ni más fuga que la que promete el tiempo.

Ataviado con plumas de cuervo me dirijo
  al sol.
Y hay más calor dentro del pecho.
Más calor en el recuerdo
que bloquea los muros.

Y de repente resuena el eco


pide
                PERMISO
                                               para encender la luz.
Mira a
                la carretera
                                               y no al revés.
¿Qué
                significa
                                               esa metáfora?
¿Qué sentido tiene
                                               esa palabra
colocada casi por                                            accidente?

Ordena
                las líneas con cuidado y cóselas con hilo.
Que no vuelen los pájaros.

Compleja jaula de grillos.
Les dejo con sus sollozos y sus ruidos
y
me dirijo
hacia el sol.