26.2.13

Te llaman Realidad y no te esquivo.



Sabes que he intentado
                               cerrar los ojos para no seguir mirando
este caos de trincheras superpuestas,
este continuo puzle de emociones de
                mil piezas,
esta congregación de recovecos, nidos
de golondrinas ávidas
de devorar los huesos.

Se acaba entre vasos el frenesí, el reloj
marca la hora con tictacs de voces de plañidera.
Las ruecas escupen tela,
sacan la                               lengua las mariposas.

Absurdo escondrijo de crisálida,
vuelves a mí envuelta en llamas
deshaciendo nudos que no nombro,
descorriendo el oleaje,
disparando las alarmas, desmaquillando
lechos de lágrimas secas.

Hemos creado un paisaje de la nada
con                        montañas,lagunas
míticas, cuevas,
barrancos.
Hemos recitado el hechizo, encerrados
al vacío en este
vacío prisionero.

Solo quedan las ascuas de nuestras
creaciones, de nuestros
trabalenguas de dos.
No resistimos, el huracán
pudo
con nosotros.

Intento cerrar los ojos, sabes
que lo intento,
pero no se va el alrededor,
persiste su parasitario zumbido,
su abrazo constrictor.
Temo
quitarme el caparazón y que me impregnen
los sedimentos, me llene
de toda esa prisa eléctrica, de sus
luces parpadeantes,                      de sus millares
de clics por segundo.
Intento cerrar los ojos, sabes
que lo intento.
Pero aunque los cierre, sabes
                               que todo sigue aquí.

25.2.13

Un segundo antes de despertar



Se llenan de jarrones
las cabezas,
porcelana rota, telarañas
para rato, pensamientos
                               que caen en las trampas.
Me traiciona la voz,
el temblor producido
                por las placas tectónicas.
Se rompen todas las botellas
se esparcen todos los mensajes, el desierto
llega hasta aquí,
                               inaudito hormiguero lleno
de corderos y de lobos.
Nos arrastran por la orilla como
                               si fuéramos el final de las olas.
Caballos sin herraduras galopan por los costados
alejando los carruajes
de las comisuras.
                               Se prenden las antorchas
que son pupilas,
                               y la realidad del beso ácido me devuelve
a la espesa sopa de letras
del desayuno frío y el día nublado.

12.2.13

A 600 metros de altura sobre el nivel de Madrid



Parece que aún no soy capaz
                Aguacero,           apaga
Las luces y cierra las puertas
                               Y ventanas.
Aquí no estoy a salvo    no
Puedo verme las manos,
Escarbo                                escarbo veinte veces en
El suelo de madera y las astillas
                Sí se clavan.
Atascos kilométricos mi interés busca
Tu alivio               tú.
He enseñado los dientes y
                               He gruñido, he sido fiero
Contra el papel creo
Que lo he sido.                 Sabes, las calles de Madrid
Aún me recuerdan a días de lluvia,
                Invoco sus calles aunque no quiera.
Las calles de Madrid siguen pisando
                El acelerador   las siete de la mañana  el metro
Pisando fuerte. Echan a correr los tigres veo
A través del cristal, veo
Bocas como anzuelos veo
Este presagio de neblina gris
Cosido con hilo y aguja al horizonte.
El kilómetro cero está
En todas partes                               en ti, sí
Me desconozco como siempre
Viene el viento                con voz grave
Arañando miles de hojas             no puedo
Hacer frente                     a este enigma. Clávame
Los colmillos     
Que aquí podemos jugar al escondite
Hasta perdernos.
Madrid me sigue recordando a
Madrid,                con nieve y sin
                Nieve, lluvia, sol.
Madrid me sigue recordando
                Al Carnaval
 Gata,  tantos callejones
Como sonrisas                  como noches.
Y yo aquí             intentando
Escudriñar algo                                                                                               imposible.

3.2.13

Quema el metal, hiela la seda.



Han prendido el fuego y
No sé si
La ola va a llegar
A nuestra orilla.
Me empujan contra
El laberinto, no sé
Si hoy sigo siendo
Yo mismo.
Necesito dos veces
Dos de ti y de mí
En el mismo espacio.
Bebiendo amanecer rojo
Derrochando horas de noche
Con la mente en blanco,
El pulso rápido,
El hambre atroz.

Me siento intranquilo ante
Esta inmensa hoguera llena
De páginas, y miradas, y bicicletas,
Monederos, lápices, alambre.
Tu boca la sepulta un jamás,
Me destierra mi sombra,
Hay espectros al otro lado
Tejiendo sin parar.

Promesas que quieren ser
Jarrones de porcelana, cuerpos
Que claman ser
Llovizna gris.
Enero se me clava en el paladar,
Me faltan ganas de
Conocer el secreto.
Brazos ascienden intentando
Agarrar algo y
Llevárselo consigo.
Dientes que hablan entre dientes,
Marcas de uñas y carmín que
Dejan en el papel cierto
Mensaje loco.
Los barcos que navegan
Ya han llegado aquí
Y traen sus redes
Y sus
Cargamentos y sus
Pasajeros.
No hay otra cosa que hormigueros y
Ni siquiera tengo la seguridad
De qué no es un andén.

Mi tiempo se evapora y
El último jirón de algo que
Queda eléctrico
Grita que tu recuerdo
Sabe
Amargo como un té muy cargado,
Que tu recuerdo duele
Por sorpresa,
Que tu recuerdo aprisiona y libera
Como una llave.
Y también desaparece
De repente y en silencio,
No dice adiós,
No dice adiós.