7.4.13

Bosques y desiertos.



He cruzado
b o s q u e s
sin permitirme discernir
entre mi propia oscuridad
y la espesura.
Como bocas abiertas o
rostro sin expresión, encías
de adoquines millas alrededor.
Nada me despeja,
pensar en ti me inunda más y más.
Y el paso en falso me hace caer
hasta las raíces profundas,
los pies de los valles.
Enfrente las estatuas se ríen de mí.
Desaparecen los vestigios,
el impulso antiguo.
Las grietas en tus labios
de las miradas de las águilas,
el secreto maratón de huellas
dactilares por tu espalda.
Tu recuerdo es un rayo
que siempre toca tierra.
Y el calor corporal que me cedes
se evapora como nubes desangrándose
en lluvia.
Corazones de semillas de invierno,
sigo persiguiendo las cometas, los ladridos,
las bombas.
Mis manos se desgastan y
de ti me llevaría la sonrisa
solo para no morir de frío,
para ver
en algún color más
allá del banco y negro.

Me pierdo por estos
d e s i e r t o s
descomunales, áridos
como miradas fieras.
Tus lágrimas como
estrellas suicidas
componen la melodía
de atardeceres reducidos a cenizas,
a besos dados a traición,
a manantiales a solas bajo
paredes como abrazos
de hormigón y piedra.
Las flores del jardín se han vuelto
locas de atar y
no me atrevo
a atravesar el sol.
Y a pesar de las prisas, las presas
no hay prisiones
para caballos desbocados, gatos vagabundos.
El agua me erosiona
con uñas metálicas
acariciando mi frente.
Y entre tu pelo hay un lugar
que sirve de refugio
a mis ganas de
esconderme.
Encierras
b o s q u e s   y   d e s i e r t o s
y yo
solo tengo

pasos
que
dar.



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