7.10.12

La noche se marcha reptando



Los
gatos sonreían
y ella también.
                        Sin embargo,
el único que
maullaba era
                        yo.
No había grandes promesas
en las nubes
de
tormenta. Entre la lluvia
de corcheas
y silencio. Y la voz
retornando a la caverna.
Se marchaba volando la fortuna
y
yo sin alas.
El amor suicida de los peces
por subirse a los platos
de las mesas de los banquetes.
Nunca hubo tanta soledad
retenida
como en       
            una mirada    
que no encuentra a ninguna.
No hubo tanta sed,
no hubo tantas punzadas,
como en los
            estómagos
de los besos
que hoy escuecen.
Dicen
y
piensan que sonríen,
pero
            yo
Sigo maullando.

No hay comentarios:

Publicar un comentario