7.9.10

Personalidades inéditas

Soy la casualidad de los accidentes, el dulce sonido de la explosión. Soy el amargo sabor del rencor que agrieta la piel por dentro, la luz del más oscuro rincón de la cueva. Soy el pensamiento que viene de visita, el tremendo placer de las desgracias. Soy el vertiginoso desgaste del tiempo, la obsesiva limpieza de los grilletes del que se cree libre. Soy las buenas acciones del Demonio, la inmensa crueldad de Dios. Soy el sufrimiento del culpable, la pasividad del inocente. Soy el segundo tan trágico de las despedidas, la tinta emborronada por las lágrimas en las cartas. Soy la elegancia del que sabe morir bien, el peso apabullante en los hombros de una larga vida. Soy la cara oculta y oscura del que se cree bueno, la sonrisa suave del malvado, el beso del traidor, el abrazo del olvido.

Soy cada día igual al anterior, el instrumento que sobra de una orquesta. Soy el ataque de celos infinito del solitario, la inaudita sordera del creyente, la gran desconfianza ante los milagros. Soy un mar de dudas, un punto y aparte. Soy la moda que nunca pasó de moda, la intranquila diversión que produce lo prohibido. Soy el segundo antes de una gran catástrofe, la aridez de una mirada mortal. Soy las nubes que empañan el cielo en otoño, la comercialidad de la baba de caracol, la aversión a los velatorios y a las bodas. Soy el desastroso azar del universo, el cometa que se estrella contra nuestras ideas, la gran capacidad hipnótica de la televisión. Soy la fe en días desesperados, una enorme granja en época de vacas flacas. Soy el atardecer en el sol, la irresistible atracción que produce el poder. Soy cada pregunta sin respuesta, cada día de lluvia, cada mensaje en una botella. Soy el hambre de veneno, un fatal perfume, el mortífero brillo de unos labios. Soy las ganas truncadas de comerse el mundo, la estampida de sueños, la vajilla que por buena muere de polvo en el fondo de un cajón. Soy la indiferencia hacia la guerra, la consternación ante la bajada de salario. Soy la credulidad del que cree saber mucho, el peor papel del mejor actor y viceversa. Soy el que calla ante el abuso, el que cae y no puede levantarse. Soy otro totalmente distinto. Soy la profecía que nadie se creyó, soy el “había una vez” que no venía a cuento, el estridente sonido de los mosquitos, el gato que entre azotea y azotea reflexiona sobre su vida. Soy la autoridad del primer escalón, el aroma a duermevela en las clases, el temblor del cirujano, el cable rojo o el cable azul, la vista del murciélago, el fuego del dragón de comodo.

Soy el futuro que está por llegar, el pasado que justo ahora era presente. Soy la niebla que embadurna el pensamiento, unas cuantas palabras que formaron unas cuantas frases. Soy otro mundo, otro susurro, otra historia.

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