15.2.11

Todas las historias.

Déjame que te cuente la historia de cómo el principio y el final siempre eran el mismo. La historia de los pájaros de fuego que nacían en mis ojos y morían al contacto de tu piel. La historia de cómo las apariencias engañan, de barcos de veleros que viajan por el aire, de monstruos que se esconden debajo de la cama por miedo a qué les vean. La historia de cómo muero cuándo te recuerdo. Déjame que te cuente la historia de cómo el sueño desaparece por las noches y golpea al mediodía, de cómo el viento trae rayos y sus descargas hacen germinar flores eléctricas. La historia de una tarta que se deshace y un campo de césped que nunca termina. La historia de una noche merodeando alrededor de tu pelo, de cómo las palabras no salían de mi boca, de cómo nadie nunca supo qué decir. Una historia de mil páginas que se resume en una frase.

Déjame que te cuenta la historia de cómo el universo se deshizo en lágrimas y cómo desde entonces solo hubo lluvia de estrellas. De cómo la luna mira de reojo y no dice nada, de cómo las farolas por la noche marcan el camino, de cómo los vasos encierran el olvido. La historia de un reino en el que nadie quería reinar, de una princesa loca de atar. La historia de cómo los bosques dieron paso a campos yermos, la de los enjambres de personas que llenaban las calles de bullicio. La historia que sólo conocen los andenes y los camarotes, los compartimentos y las horas. La historia de cómo el tiempo pasa sin que tú pases de largo. La historia de las estalactitas de hielo que se pegan a los corazones. La historia de las estatuas de obsidiana que se alimentaban de ascuas. De cómo el brillo de tus ojos causa incendios forestales, cómo el diccionario se atragantó con tan pocas palabras, cómo la tinta nos mancho con cuentos.

Déjame que te cuente la historia de los extraterrestres que vinieron de visita y huyeron despavoridos. De cómo un dragón negro se quedó sin aliento. La historia de los terremotos que anuncian tu llegada, de las nubes que se cuelan en mi garganta, del granizo que crean tus labios, del desierto que queda cuándo te vas, de la música que crea grietas en las paredes, la historia de los colores de acuarela que hicieron que el mundo dejara de ser en blanco y negro.

Déjame que te cuente la historia en que un espadachín descubría las armas de fuego, en la que tres cerditos devoraron a un lobo. La historia en la que el héroe y el villano son la misma persona, la del espejo que refleja siempre el rostro de su dueño. La historia en la que las amebas se enamoran, en la que el mayordomo no es el culpable. La historia en la que el barco más grande del mundo se ahoga dentro de una botella de cristal.

Déjame que te cuente la historia de un mundo siempre en guerra, de una selva de flores moradas y rojas. La historia dónde todos mueren. Dónde Nunca Jamás era todo mentira, los niños perdidos al jugar al escondite, los piratas saqueando espejismos, los indios sin atreverse a bailar la danza de la lluvia. La historia dónde puedes elegir el argumento, los personajes y el final. La historia de los celos fantasma, de las tazas de café solo por las mañanas, de la ropa tendida al sol y los sillones mullidos. La historia en la que todo esto es falso y en la que no lo es. Déjame que te cuente la historia en la que tres mosqueteros son insuficientes, en la que la temible ballena blanca es la atracción de un zoo junto con hadas y faunos. La historia de la habitación del minotauro, de las rosas con espinas, de los días de tormenta. Una historia para cada día de agobio. Si necesitas terror o estrés. La misma historia de siempre o la que siempre intentas ocultar. Las mil y una historias que sirven para sobrevivir. Cada historia paralela. Cada cuento antes de dormir. Cada amuleto. Cada diálogo. Cada trama. Cada giro inesperado. Cada última página y cada primer capítulo.

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