12.3.11

Vida&Muerte

-Dime ¿Qué me vas a decir a cerca del mal tiempo en los huesos? ¿De las historias de tanto carmín y tanta sangre que no se distingue el color rojo? ¿Qué me vas a contar de las heridas invisibles, de los cristales rotos, del silencio en las venas? ¿Qué me vas a decir que no sepa ya de ti? Si eres rabia, si eres locura, si eres muerte. ¿Qué me vas a decir que no deteste, que no soporte? ¿Qué me vas a decir que me emocione? ¿Qué me vas a decir para convencerme de saltar al vacío, de morir en tus brazos, de estallar para siempre?...

-Deja de mirar atrás,- contestó- deja de sentir el mundo como si no fuera parte de ti, cómo si una estrella entre la multitud del infinito no te perteneciera, cómo si tú tampoco sintieras este hambre que nos condena, esta lucha eterna que nos enfrenta. Este devenir de catastróficos sucesos que nos envuelve, que nos sepulta, que nos une. Ven, y destrocémonos el cráneo, mezclémonos con las sabanas hasta que nuestras pieles sean tejido y fuego. Escúchame, sígueme, desaparezcamos.

-No te creo, no te quiero escuchar. Cada vez que hablas la Tierra me traga y se atraganta con tantas penas. No me sirve la alegría, tus ojos me envuelven y me destrozan, tu perfume me altera y me calma, me atrae y me expulsa. No puedo confiar en tus palabras, en tus hechizos. No quiero escuchar, no quiero recordarte ni quiero perderte. No quiero seguir tu estela, no quiero chocar contra las rocas. No quiero saber de lágrimas ni de esperanza, ni de veneno y sed. Prefiero salir de aquí para que me abandones luego. Prefiero marcharme al otro lado del mundo, al Polo Sur. Prefiero pisar ascuas, tragar cristales. Lo prefiero todo antes de que me entierre tu imagen, que me mutile tus despedidas, que me odies. Lo prefiero todo antes que verme encadenado a tus costillas, que solo sea capaz de ver tus pestañas. Lo prefiero todo antes condenarme de por vida. Antes de beber pesadillas, de no hallar más consuelo que el insomnio.

-Pues cógeme la mano y avancemos por este camino plagado de obstáculos, sin gasolineras, sin cambios de sentido. Sigamos sin mirar que dejamos a nuestro paso. Sigamos sin mirar que perdemos, que es lo que olvidamos. Mirémonos a los ojos, helémonos de frío, hallemos refugio. Devorémonos cada noche de Luna, con cada día de sol. Que el océano sea nuestro techo. Cógeme de la mano y abandonemos el mundo, bebamos de la noche que nos cobija, que nos esconde. Cógeme de la mano.

-Déjame, aléjate de aquí. No me envenenes con tu sangre, no me regales la Luna. Olvida que existo, olvida que no te puedo olvidar. Que este dolor no cesa y no tiene sentido, que me aterra y me enorgullece según el día. Olvida que cada una de tus palabras provoca un terremoto, una explosión nuclear. Olvida que decir tu nombre me quema, me derrumba. Aléjate de aquí, mientras el tiempo transcurre, mientras el tiempo me arregla, mientras la marea sube y baja, en medio de la vida, apartado de cualquier rumbo.

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