3.2.13

Quema el metal, hiela la seda.



Han prendido el fuego y
No sé si
La ola va a llegar
A nuestra orilla.
Me empujan contra
El laberinto, no sé
Si hoy sigo siendo
Yo mismo.
Necesito dos veces
Dos de ti y de mí
En el mismo espacio.
Bebiendo amanecer rojo
Derrochando horas de noche
Con la mente en blanco,
El pulso rápido,
El hambre atroz.

Me siento intranquilo ante
Esta inmensa hoguera llena
De páginas, y miradas, y bicicletas,
Monederos, lápices, alambre.
Tu boca la sepulta un jamás,
Me destierra mi sombra,
Hay espectros al otro lado
Tejiendo sin parar.

Promesas que quieren ser
Jarrones de porcelana, cuerpos
Que claman ser
Llovizna gris.
Enero se me clava en el paladar,
Me faltan ganas de
Conocer el secreto.
Brazos ascienden intentando
Agarrar algo y
Llevárselo consigo.
Dientes que hablan entre dientes,
Marcas de uñas y carmín que
Dejan en el papel cierto
Mensaje loco.
Los barcos que navegan
Ya han llegado aquí
Y traen sus redes
Y sus
Cargamentos y sus
Pasajeros.
No hay otra cosa que hormigueros y
Ni siquiera tengo la seguridad
De qué no es un andén.

Mi tiempo se evapora y
El último jirón de algo que
Queda eléctrico
Grita que tu recuerdo
Sabe
Amargo como un té muy cargado,
Que tu recuerdo duele
Por sorpresa,
Que tu recuerdo aprisiona y libera
Como una llave.
Y también desaparece
De repente y en silencio,
No dice adiós,
No dice adiós.

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