Han prendido
el fuego y
No sé si
La ola va a
llegar
A nuestra
orilla.
Me empujan
contra
El laberinto,
no sé
Si hoy sigo
siendo
Yo mismo.
Necesito dos
veces
Dos de ti y de
mí
En el mismo
espacio.
Bebiendo
amanecer rojo
Derrochando horas
de noche
Con la mente
en blanco,
El pulso
rápido,
El hambre
atroz.
Me siento
intranquilo ante
Esta inmensa
hoguera llena
De páginas, y
miradas, y bicicletas,
Monederos,
lápices, alambre.
Tu boca la
sepulta un jamás,
Me destierra
mi sombra,
Hay espectros
al otro lado
Tejiendo sin
parar.
Promesas que
quieren ser
Jarrones de
porcelana, cuerpos
Que claman ser
Llovizna gris.
Enero se me
clava en el paladar,
Me faltan
ganas de
Conocer el
secreto.
Brazos
ascienden intentando
Agarrar algo y
Llevárselo consigo.
Dientes que
hablan entre dientes,
Marcas de uñas
y carmín que
Dejan en el
papel cierto
Mensaje loco.
Los barcos que
navegan
Ya han llegado
aquí
Y traen sus
redes
Y sus
Cargamentos y
sus
Pasajeros.
No hay otra
cosa que hormigueros y
Ni siquiera
tengo la seguridad
De qué no es
un andén.
Mi tiempo se
evapora y
El último
jirón de algo que
Queda eléctrico
Grita que tu
recuerdo
Sabe
Amargo como un
té muy cargado,
Que tu
recuerdo duele
Por sorpresa,
Que tu
recuerdo aprisiona y libera
Como una
llave.
Y también
desaparece
De repente y
en silencio,
No dice adiós,
No dice adiós.
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