30.3.10

Púrpura*

Sólo quiero escuchar el silencio que emana de aquel tocadiscos mudo y de aquellos labios rojo pasión. Sólo quiero desangrar al mundo y beberme su color de ojos en una copa de cristal. Sólo quiero romperme en estalactitas, en esferas perfectas. Deshacerme en tintineo de monedas, en miradas perdidas y besos estériles. Sólo quiero olvidar la carga muerta y pesada de los remordimientos, el absurdo color negro de ese corazón helado, las lentejuelas sumergidas en cicuta de todos sus disfraces. Sólo quiero desterrar las nubes de mi mente y las musarañas de mi techo, desterrar los temblores de tierra de mis labios, el agrio sabor a hierba seca de sus promesas irrealizables. Sólo quiero perder de vista su campo de visión, el campo de minas que deja a su paso cuando anda, la total inestabilidad que desprende su esmalte de uñas rotas. Sólo quiero dejar a un lado a la luna llena para que ese lobo que todos llevamos dentro no se devore a sí mismo. Sólo quiero dejar a un lado tu carácter y la seda que tejes, los comodines que te guardas en la manga a la espera de utilizarlos cuando no tengas más cartas con las que jugar, el enorme cajón de caoba donde guardas tus ganas de causarme heridas y daños colaterales. Sólo quiero ser la luz al final del túnel por el que caminas.

Sólo quieres huir de una vida que gira y cambia de dirección vertiginosamente, huir de esta guerra sin armas ni enemigos, de esta partida de ajedrez que nunca acaba, donde cansados de enrocarnos decidimos saltar desde una losa negra a otra blanca y bailar entre torres de marfil y peones a punto de coronarse. Sólo quieres hundirte en estas aguas turbias carentes de belleza, en este mar de incienso dispuesto a secarse, en este charco de lodo sin introducción, ni nudo, ni desenlace. Sólo quieres hallar algo que te haga sentir mejor y vas deshojando flores, quemando pastos, talando árboles. Sólo quieres borrar tu rastro para que nadie te siga, borrar los signos de exclamación, borrar los barcos mercantes que atascan tus ideas, borrar del mapa a la atmosfera y sus mil contradicciones, los puntos suspensivos que nos envuelven, las olas que arrastran un trasfondo demasiado amplio y cruel. Sólo quieres más infierno de madrugada, más cocteles y trampas, más caza ilegal y muerte súbita.

Sólo queremos que nadie lo sienta por nosotros, que nadie nos mire y asienta, que nadie nos diga que sólo somos dos susurros entre la tinta. Sólo queremos dejarnos llevar entre las olas de amarga rutina que de lunes a domingo nos tiene cogidos por la nuca. Queremos ser la solución a un pequeño problema sin importancia, el juego de taparse los ojos y soñar estar en otro lugar, la cantidad de palabras que podría utilizar para describir tus ojos y seguir quedándome corto. Sólo queremos fundirnos en la nieve, en el magma y en el horizonte. Sólo queremos fundirnos en esta cantidad ingente de sangre y caricias, en este laberinto cansado de digerir lo mismo de siempre, fundirnos en ese beso envenenado necesario para enamorarse. Sólo queremos encontrar algo de oro en este río demasiado profundo, encontrar algo que nos sirva al otro lado del teléfono. Sólo queremos darnos la mano y esperar no necesitar más aunque nunca sea así. Sólo queremos un futuro útil, algo de suerte tras este otoño que no deja de arder, sentirnos más vivos en este cementerio hasta arriba de cemento, dejar de tragar agua y humo de tabaco. Sólo queremos dar una patada a la luna y marcharnos sin hacer ruido.

Sólo quiero, sólo quieres, sólo queremos…

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