Abandonaré mi alma
al mar cuando llegue
esa corriente de aire seca,
trayendo consigo pequeños
granos de arena
del desierto.
Aire cálido que consiga
por fin prender mi alma
y llevársela a aquél lejano
lugar
al que pensé que nunca llegaría.
Abandonaré mi alma entre
las páginas cubiertas de tinta,
tinta negra.
Páginas que mudas cuentan
la historia de la confusión,
un amago amargo
de comedia.
La poesía de los pasos
que llevan a enloquecer,
un absurdo soneto que no suena.
Abandonaré mi alma
en una perdida estación de tren,
dentro de una maleta con unas
cuantas prendas
de abrigo y un cuaderno
de tapas duras.
Y levantaré la vista para verla marchar
y sé que desaparecerá al instante
y aunque deje un hondo hueco
no volveré a sentir esa angustia y ese miedo,
y ese amor, y ese enfado, y esa rabia.
Abandonaré mi alma
y diré adiós,
adiós alma.
Sin que queden ya lágrimas
o sonrisas, tan solo
una pared lisa de piedra
y la hiedra que intenta
conquistarla.
No hay comentarios:
Publicar un comentario