El ruido de las voces,
la lejanía de la piel.
Los días sin sentido,
el sentimiento de arder.
La lluvia ácida,
los cambios de aires,
el doble sentido de las palabras.
Las miradas convertidas en
jeroglíficos.
El tintineo de monedas.
Estar sin blanca en la luna.
Las lenguas perdidas y
los tesoros olvidados.
El calor de noche.
Las tormentas de verano en mitad
del paladar.
La lucha a espada
con la
conciencia,
el telón de fondo
sin fondo
ni espacio.
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