1.3.13

Las aceras se burlan de mí.



No dejo de temblar,
                               los semáforos me ponen verde,
llega el frío,
no sé cómo resistir las ventiscas,
si tan solo
                un movimiento solo
me lleva al caos.
No me despido,  acudo al fuego,
tienes razón,
no pienso
en lo que será la noche
moldeándose entre nuestras palabras.
Hay una certeza
y es
que no dejo de temblar, pierdo
los papeles.
Llega el mar hasta
esta costa revoltosa y
no siento el mediodía ni la medianoche,
no entiendo de frases
solo
me lanzan al medio de la carretera
con una sonrisa
y  una señal.
Llueve fuego
y yo con lo puesto dejo
de entender las horas.
Hay un huracán que araña
y una estela que enreda,
no sé
qué ciclón es el correcto.
Me guardo los golpes
en el bolsillo
y espero
a llegar a la orilla,
con la sonrisa y el terror,
el salto mortal,
la serpiente venenosa, el día nevoso.
Me paro en seco,
se me llena
de escarcha la piel,
espero
que salten las alarmas
y los trenes.
Quiero ser pasajero de esta bruma,
                               ya sabes,
clava los dientes.

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