14.3.13

Relojes monstruosos.



El tiempo me lastima,
no salgo ileso de este
paseo por las ratoneras.
El tiempo me lastima con sus
afilados dientes y sus
manos viejas.
Me acaricia el rostro
y se evapora el agua.
Me lastima el tiempo
y me dejan de importar
las enredaderas, el hambre,
el calor o el invierno.
Cayendo por esta escalera
de caracol hecha con huesos
no distingo entre la luz mis
propios rezos
para que este instante se congele y no avance.
Y vuelvas a vestir,
guerrera,
las cotas de malla llenas de lazos
bélicos. De la metralla que me disparas
a quemarropa,
surcando las lágrimas de ámbar
campos de batalla
sin nombre.
El viento viene aquí
y barre
todas las figuras de papel
que hice durante años
de fingir continuidad.
El viento viene aquí
alarga sus manos
me roba sueños, millares de
latas, pequeñas piedras rojas,  medio
espejo roto, botes de tinta.
Se lleva todo y
me deja aquí
en este laberinto sin muros
ni entrada ni salida.
Volviendo a encontrar mis huellas,
el punto de partida tome
la dirección que tome.
Sabes que no cae la nieve
y que
dentro de diez años nada
será como ahora y que
no existen los milagros.
Sabes que lloverá y habrá
paraguas abiertos  y que
hará sol y que se sucederán
las estaciones como anuncios
publicitarios.
Y mientras
el tiempo llega me
lastima, me habla
al oído me
besa en los labios
agrietándome,
agrietándome.

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