16.9.12

Los animales que hay en ti



Noto en las mejillas los arañazos
fríos y en la ropa los abrazos del viento.
Los aullidos de los lobos
se han roto como
los platos de porcelana y
no encuentro la salida al rompecabezas.
Cierto fuego hay hundido en las pupilas
si tu recuerdo se entrelaza con mis latidos
el ruido se hace ensordecedor.

Los animales que hay en ti
brotan de tu pecho
y corretean entre las sombras.
Los animales que hay en ti
saltando por todas partes.
Los flamencos deshaciéndose
en pétalos
rosáceos y los gatos convirtiéndose
en piedra.
No hay espacio entre sueño y sueño
cuando los ciervos huyen
por los bosques y bloquean
en su estampida los senderos.
Cae la lluvia de las nubes que se cuelan por las grietas,
gotas frías que destrozan
los barcos de papel,
y yo sigo con hambre.
Bordea tu nombre la circunferencia
del vaso de cristal
donde la cerveza tiembla.
Temo caer otra vez,
no hay más que pantanos,
y tu boca llena de cocodrilos
que lanzan mordiscos si me acerco.
No hay espacio entre los muros,
la música se agolpa y
las palabras se atragantan.

Es feroz la lucha que evita
que me quede dormido.
Los animales que hay en ti
han dejado sin losas el camino
y han robado el aire
y la madera.
Como si me cubriera una manta de tiburones,
nunca se descansa,
el hilo aprieta y los dientes se clavan,
dejas tras tu paso el sistema
eléctrico desbordado y la
sensación de que hay alguna herida
en alguna parte
 de mi piel.

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